MEDITACIÓN DE CONTACTO CON LOS GUÍAS

Comienzo enfocando la atención en mi respiración hasta que esta comience a fluir armónicamente a un ritmo cómodo para mí. Siento como el aire entra en mis pulmones, llenándolos y luego sale hasta vaciarlos…

Inspiro….como si oliera una flor

Expiro, relajo el cuerpo, respiro pausadamente y a medida que lo hago, los pensamientos se aquietan…

Inspiro y pronunció el mantra “so”… Exhalo y pronuncio “hum”… Escucho el profundo sonido de la respiración, habla… dice “so-hum”

Me concentro en la respiración que comienza a convertirse en luz. Inhalo luz… una melodía suave… so… exhalo las tensiones… hum…

Inspiro luz que me llena de energía y exhalo luz que se transmite al Universo.

Me encuentro en un lugar tranquilo y apacible, al aire libre. Camino hacia un árbol grande de raíces profundas y copa alta. Las hojas se mecen al compás del viento…

Me siento al amparo de su sombra, con la espalda apoyada en su corteza gruesa. Entonces siento su protección, me conecto con su energía… con sus raíces profundas que llegan muy hondo.

Estas raíces son ahora mi contacto con Gaia, la madre Tierra que me protege y me ancla a este mundo. Siento su vibración, profunda y resonante.

Siento entonces el amor infinito de Gaia que sube por las raíces del árbol, llega a su corteza y me abraza susurrándome un arrullo. Sus palabras son “amor”, “armonía”, “paz”… logro distinguirlas entre una suave vibración, como el latido de un corazón profundo.

“Amor” el latido es una melodía

“Armonía” siento que todo mi ser vibra en sintonía con Gaia

“Paz” me siento parte de esa música perfecta…

“Amor”… “Armonía”… “Paz”…

Mi cuerpo va elevándose con cada vibración, me siento danzar al ritmo del corazón de Gaia.

Como impulsada por esa música, mi alma se eleva,

Se eleva, vuela…

Lentamente la vibración cambia y ya la música de Gaia no se escucha… es sólo un latido lejano y profundo…

Entonces me doy cuenta de que estoy en silencio, en un sitio hermoso y silencioso… como si caminara sobre nubes suaves y frescas.

Ante mi hay un portal dorado cubierto de flores de aromas deliciosos, una suave brisa se arremolina entre las flores y parece impulsarme hacia esa puerta…

Al atravesar el portal, el sonido del agua danzando en una fuente llega hasta mí y me acerco allí, dejándome inundar por esa sensación de paz y armonía.

Permanezco así, escuchando el silencio unos momentos…

Una música armoniosa comienza a sonar, elevándose. Alzo la mirada y ante mi veo una luz brillante que se acerca. Unos profundos ojos llenos de amor parecen mirarme entre la luz. Viene hacia mí. Puedo sentir su elevada vibración, parece que canta.

La alegría me invade al llegar ante mí ese ser de luz, pleno de armonía y felicidad, que me saluda.

Escucho su voz, suave, melodiosa, como el canto de un ángel que lleva la música en su ser.

Comienza a hablarme, me dice lo mucho que me ha extrañado.

Se ríe, está feliz y me contagia su risa.

Me cuenta lo feliz que está de volver a verme y me dice lo que ha esperado por este reencuentro.

“Siempre he estado a tu lado”, dice “aunque no podías verme”.

“Nunca te he abandonado” y esas palabras resuenan en mi corazón, sé que es verdad.

Mientras habla recuerdo…. transportándome con su voz a los momentos mágicos de mi vida, donde sentí Su presencia a mi lado: cuidando y protegiendo mí ser.

Le pregunto su nombre y escucho su respuesta…

Siento que en mi mente nace una nueva melodía, y en ella está contenido el nombre de ese ser de luz, mi guía, mi ángel de la guarda que protege cada uno de mis pasos…

Repite su nombre y me pide que lo guarde en mi corazón, que nunca lo olvide.

“Somos uno” pronuncia

“Tu y yo, somos uno” vuelve a decir y siento que entre los dos hay una unión, un lazo indestructible que nos une y comunica.

“Somos uno… tu y yo somos uno” dice y me deja su música, la música de su nombre, la melodía de su existencia.

Me recuerda que siempre estará a mi lado… me dice que recuerde su nombre… que lo llame si lo necesito.

Me recuerda que siempre me escucha, que él está en mi corazón.

Siento que vuelo, que danzamos al ritmo de una música perfecta… única, para ese momento en que he regresado a mi esencia.

Luego se despide de mí, con un fuerte abrazo…

La melodiosa voz se va apagando y puedo sentir, cada vez más lejana su voz susurrando “tú y yo somos uno”

Tú y yo somos uno…

Somos… uno…

Una profunda paz inunda mi ser y escucho en el canto del agua la voz que me recuerda “tu y yo somos uno…” escucho el nombre de mi guía, que siempre está ahí, y puedo sentir su presencia a mi lado.

Lentamente voy descendiendo hacia el árbol, escucho con más fuerza el latido de Gaia que me habla, con su profunda y amorosa voz y parece ahora ser la voz de mi guía, que dice “somos uno”.

Guardo en mi corazón entonces su nombre, como un hermoso tesoro de luz y amor… vuelvo lentamente a mi cuerpo, consciente de que jamás volveré a sentirme solo/a.

Estoy lleno de dicha, mis músculos recuperan su tonicidad lentamente…

Me muevo un poco, y siento que junto a mi está mi guía…

Abro lentamente los ojos, y miro lo que hay alrededor… es como si cada ser en quien poso mis ojos, dijera “tú y yo…somos uno…”

Cuando lo siento apropiado… me muevo… me levanto… la meditación ha concluido.

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Sobre el autor

1 comentario en “MEDITACIÓN DE CONTACTO CON LOS GUÍAS”

  1. gabriel dueñas hernandez

    hermosa meditacion espero tener mas informacion de ustdes para ampliar miconocimiento y despertar mi ser para lograr la tran quilida espiritual estamos en un mundo copletamente material donde perdemos nuestra indentidad cre que cundo tomemos conciencia de que estamos dormidos por el ego y despertemos a la conciencia encontraremos la autentica felicidad que esta dentro de nosotros y encontraremos el paraiso perdido

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