Para el año 2014 ya había tenido mis primeros acercamientos en la practica del chamanismo y había cambiado mis cursos de Psicología por los de “Terapias Energéticas”. Había tomado sesiones de Regresiones a Vidas Pasadas con Psicólogo que venía de Buenos Aires y de Péndulo Hebreo con otro colega también de la capital.
Fui a mi primera sesión de Rebirthing sin saber lo que realmente podía esperar, ya que no conocía nada acerca de la técnica. Básicamente, fui a la sesión en los cursos conocí una terapeuta floral que me recomendó que hiciera una consulta, ya que me encontraba atravesando una situación complicada.
Miryam, quien ya no está en este plano, era una mujer muy extraña. Atendía en el living de su casa, solo tenía una cama y una mesa pequeña con 2 sillas. El lugar no era para nada acogedor pero lo que se vivía ahí era tan intenso que no había ni posibilidad de detenerse a mirar la estética.
Me hizo pocas preguntas, no le importaba la anécdota decía (hice mía aquella expresión) y su explicación sobre la técnica fue muy breve. Yo estaba muy nerviosa, con deseos de hablar sobre lo que me pasaba, pero ella rápidamente me indico que me acostara en la cama. Se sentó en una silla a mi lado y me dio indicaciones de como respirar
“Respira profundamente algunas veces, luego comience a respirar un poco más rápido de lo normal, con la boca abierta, llevando al aire a la panza, sin cortes, que al aire dibuje un circulo”. A medida que intentaba cumplir con esa indicación, las instrucciones comenzaron a ser más precisas: “yo iré preguntando si duele o molesta alguna parte del cuerpo y responderás con la cabeza si o no, no te rasques si pica y si duele llevas la atención a esa parte del cuerpo y respiras”.
Aunque mi mente estaba desorientada, en seguida entré en la pauta «correcta» de respiración y algo comenzó a ocurrirle a mi cuerpo. Brazos y piernas se pusieron rígidos. Sentí que mi cara estaba dura. Tuve la “sensación de agujitas” en diferentes partes del cuerpo. Empecé a sentirme sola y asustada. Una sensación de miedo iba aflorando y extendiéndose, como un estremecimiento, por todo el cuerpo. Comencé a llorar. Me decía que no interrumpa, que deje que salga la emoción, el llanto, que no cierre la boca, por momentos apoyaba su mano en mi pecho y sentía un calor que provenía de sus manos (después me explicó que me hacia reiki).
Por momentos la rigidez de la cara y las manos eran extremadamente dolorosas, mis manos parecían garras, ella me decía que no corte la respiración mientras me masajeaba, ayudándome a soltar la tensión.
Venían muchas imágenes dolorosas a mi mente, pero ella ya me había indicado que las deje pasar, que no me detenga en ninguna ni quiera evitarlas. De a poco la tensión empezaba a ceder y llegaba calma.
Finalmente me pidió que respire por la nariz hasta que pude reincorporarme y abrir los ojos. Ella sentada a mi lado con un cuaderno tomaba nota de todo lo que yo le transmitía de mi experiencia.
Al finalizar la sesión, me entrego la hoja y me pidió que la pasara a un cuaderno que debía llevar en cada sesión.
Al salir de ahí, aunque no tenía en claro lo que había ocurrido, me sentía diferente, con mejor ánimo.
Empecé a asistir semanalmente a las sesiones con mi cuaderno de registro. Los cambios no eran lo que esperaba pero me sentía fascinada por lo que sentía, entonces le pedí que me enseñara y acepto. Durante meses asistí semanalmente a las sesiones que incluían ahora una parte teórica. Durante un tiempo no volví a realizar esta práctica, deje de verla, creo porque en aquel momento no lograba comprender como operaba con exactitud el proceso pero no olvide jamás esa experiencia.
En enero de 2015, a meses de dejar mis prácticas de Rebirthing, mi maestra de Tai Chi me sugirió trabajar con Amankay, una Mujer Medicina, portadora del linaje del Munay Ki que vivía en Tucumán y yo accedí. Tome mis ritos de iniciación al Munay Ki con ella y fue tan grande mi sorpresa cuando una de las prácticas de transformación de energía era la Respiracion. Amankay me enseño otra forma de Respiracion para borrar las memorias celulares.
Esta práctica me costaba más que la otra porque debía hacerla sola. Tenía que respirar muy rápidamente por nariz visualizando que bandas alrededor de mi cuerpo giraban hacia la izquierda y luego hacia la derecha. Con mucho esfuerzo lograba sostener ese ritmo por 3 minutos siendo generosa.
Amankay era muy exigente conmigo, me decía que los psicólogos son los mejores chamanes cuando logran soltar la racionalidad. Ella había tomado cursos con Alberto Villoldoy StanilavGrof por lo que mi entrenamiento incluía además teoría sobre la Respiración Holotrópica y la Psicología Transpersonal.
Fueron momentos duros porque mi mente era demasiado estructurada como para permitirme soltarme libremente a experimentar otros estados de conciencia. Soltar “el control” me desesperaba. Entonces ella me acompaño al camino de las plantas maestras a través de las cuales pude no solo soltar mi mente sino que también en esos estados aprendía sobre respiración.
Las experiencias que tuve durante mi entrenamiento con la Respiracion me han llevado a transformar mi forma de ver el mundo y la manera en que encaro la vida. Estas experiencias promovieron en mí la búsqueda de alguna explicación. Esa búsqueda me condujo en muchas direcciones: hacia la psicología profunda, la biología, la historia, la física cuántica, la religión, las constelaciones familiares, la astrología.
En mi búsqueda de comprender el misterio y el potencial del ser humano puedo ir viendo que cada uno de los fenómenos de nuestra vida se puede describir sencillamente como energía. En cierto modo, todo está vivo. Somos todos partes de la misma entidad. Influimos sobre el mundo a través de nuestra forma de pensar y nuestra forma de pensar se ve influida por el mundo que nos rodea. Para la experiencia no existen otros límites que los creados por nosotros mismos
Desde el 2016 me dedico a compartir este el maravilloso, eficiente y poderoso instrumento para el desarrollo psicológico y espiritual, a difundir la Respiración Consciente, de qué forma nos puede ayudar a sanar nuestros cuerpos y mentes, a restaurar nuestras facultades y a conectar con la fuente de sabiduría que hay en nuestro interior.
Tal como yo misma lo experimentado, entre la respiración y el espíritu hay un estrecho vínculo. Tal vínculo fue experimentado por muchos, de una manera personal y, a menudo, muy intensa, durante las sesiones individuales de respiración consciente.
No fue sino hasta hace unos meses que empecé a trabajar en sesiones de Respiracion Circular. Esta modalidad circular en mándala promueve la sanación sistémica trabajando con los campos morfogenéticos dentro del campo energético del mándala. Esta modalidad me llevó a comprender que la técnica es más amplia y compleja de lo que se suponía.
Aun hoy no puedo explicar la técnica, no puedo explicar lo sucedido, y me cuesta comprender que parece no tener importancia porque aunque vivencien experiencias muy diferentes y dolorosas, todas las personas concluyen en que algo positivo les ocurre y desean regresar e invitan a otros.
Hay una conocida historia acerca de Buda. Un monje amenazó con abandonar la vida religiosa si Buda no podía decirle si un santo existe o no después de la muerte. Buda respondió:
«Es como si un hombre, herido por una flecha envenenada, le dijera al médico que lo atiende: `No permitiré que esta flecha sea extraída mientras no conozca a qué casta pertenece el hombre que la disparó. Tengo que saber qué altura tiene, de qué familia proviene, dónde viven, con qué tipo de madera fue construido el arco, qué armador construye los arcos que él usa...' Las preguntas de este hombre nada tienen que ver con extraer la flecha de su cuerpo, y morirá antes de que tales preguntas sean contestadas. De igual modo, yo no enseño si el mundo es eterno o no, si es finito o infinito, si el alma y el cuerpo son lo mismo o no lo son... Yo enseño a extraer la flecha».
No se requiere conocimiento acerca de cómo cambiar el mundo, sino más bien una comprensión profunda de que, dentro de nosotros, ya tenemos sabiduría suficiente para resolver nuestros problemas y crear un mundo armonioso.
El cambio de paradigma ya es un hecho. El círculo de religión y ciencia está cerrándose. Las explicaciones místicas ya no resultan esotéricas y empiezan a ser comprensibles para todos y científicamente aceptadas.