La Danza de la Vida

Como ya conté, estamos acompañando a F a dormir en su cama hace un tiempito. Y de lo que quería hablar la otra vez era de ese acompañamiento.

F va y viene. Se duerme en su cama y me llama. O se pasa a la nuestra. O a veces, milagrosamente, duerme ahí hasta la mañana.

Yo no tengo un proceso estandarizado, no me resulta eso de “no dar el paso hacia atrás”. Básicamente porque yo vivo dando pasos atrás. No se, creo que no es real eso de solo avanzar ¿no? ¿Qué piensan?

En el caso de mis hijos, con el primero, con J, me costó más al principio. Era como “si ya dejó el pañal y se lo vuelvo a poner a la noche lo voy a traumar para toda la vida”. Bueno, con el tiempo aprendí que 1) traumarlos los voy a traumar igual de una manera o de otra y 2) que dar un paso (o dos, o veinte) hacia atrás la mayoría de las veces nos sirve para tomar impulso. A todos. Niños incluidos (que les juro que son personitas humanas aunque a veces no lo parezcan).

Entonces, tratemos de levantar un poco la persiana del perfeccionismo. No se, a mi me cuesta muchísimo. Imagínense, niña sobre adaptada, la que nunca daba problemas. Una vez recuerdo que estando en primer o segundo grado, la maestra me retó por hablar y me cambio de banco. Fue tal mi vergüenza, la idea de que se enteraran en mi casa lo que pasó, que quería estallar en llanto. Pero me daba tanta vergüenza llorar en público que termine fingiendo un dolor de panza y me llevaron a mi casa. Es mas, el dolor de panza ni siquiera fue mi idea. La maestra me vio la cara y me preguntó si me sentía mal, si me dolía la panza, y sólo atine a decir que si.

Esa exigencia, es tremenda. Es dañina. Es algo que nos cuesta una vida sacarnos de encima. Yo estoy muy agradecida con mi mamá y mi papá. Se que hicieron con amor lo mejor que pudieron, queriendo darnos una vida que ellos no habían tenido (perdón mamá y papá que terminamos los dos, mi hermano y yo, en cualquiera menos en sus planes). Pero lo que yo hoy deseo con toda mi alma, es poder acompañar a mis hijos desde el inicio, hacia el camino que ellos elijan. Y es difícil, porque siendo la madre soy el adulto responsable y quien tiene que cuidarlos. Entonces ¿Cómo cuidamos y acompañamos sin exigir? ¿Sin poner nuestras expectativas sobre esos hombritos? ¿Cómo saber que lo que tomen de nosotros será lo que quieran, y no lo que imponemos?

Creo que hay una sola respuesta, y es CONFIANDO. Confiando en nosotros, y en ellos. Confiando en que estamos siempre buscando como mejorar, aunque sea de a pasitos de hormiga, y que eso les va a llegar. Y confiando en que las cosas van a salir bien. Porque confiar es eso…confiar es no saber.

Y ustedes ¿Cómo manejan la expectativa? ¿Tienen alguna? ¿Cómo acompañan a crecer?

Las leo

Un abrazo
Emme

Sobre el autor