Intenciones vs Metas

¿Te has preguntado por qué muchas veces te pones un objetivo, pero no logras finalizarlo?

¿Has pensado que tus expectativas son demasiado altas, y entonces siempre “fallas”?

¿Tus metas parecen derrumbarse? ¿Aparecen nuevas metas constantemente y no logras enfocarte?

Hoy quiero hablarte de un tema que para mí ha sido difícil de manejar: las metas y las intenciones.


¿Qué son las metas?

Es un objetivo, un destino que te pones. Las metas suelen incluir una fecha y un plan de acción para que llegada la fecha pautada, esa meta se haya logrado.

Yo admiro a las personas que logran ponerse metas y cumplirlas sin demoras. Si eres un poco como yo, te pones metas y luego tienes que cambiarle la fecha, o simplemente desechar ese orden y volver a comenzar.

A mi antes esto me angustiaba y mucho.

Las metas pueden tornarse algo estáticas, una exigencia que debemos cumplir y si no lo hacemos, podemos incluso llegar a medidas de autocastigo inconscientes para “reprendernos” por no cumplir los objetivos.

Chocarte con la mesa, golpearte de la forma más inesperada, tropezarte, son signos comunes de que estamos auto-reprendiéndonos.

Las metas y la frustración

Así que, te puedes convertir en una persona que no se pone metas porque “todo le sale mal” o “nunca logra lo que se propone”. ¿Te ha sucedido?

Hay muchas personas que dicen que eso es porque hay que aprender a ser flexible… y es cierto, sin embargo no es tan sencillo ser flexible. Otras personas dicen: no hay que esperar nada, expectativas cero. Para mí, sencillamente no funcionaba eso de “no tengas expectativas, se flexible que ya se darán las cosas”.  Y me costó años descubrir el por qué. Así que me frustré mucho tiempo tratando de dar lo mejor de mí, sin conseguirlo.

Hasta que descubrí el poder de la intención.

Las intenciones

Luego están las intenciones. Si las metas tienen esa cuota de acción y dirección bien definida, las intenciones son mucho más abstractas y sutiles. Una intención es una orientación, un destino, un pedido y a la vez, un diálogo.

La intención te permite definir “quiero ir hacia aquí” “deseo estar allí” “pido esto o aquello” (y por favor, aquí hablo genéricamente de situaciones, personas, experiencias y también cosas materiales porque da igual). Pero la intención no dice el cómo, el cuándo ni el dónde esto sucederá.

La intención es estrictamente un pedido. Es el deseo que le pedimos al genio de la lámpara, a la fuente de los deseos, es decir, al Universo.

¿Las intenciones son mejores?

Para nada. Las intenciones son lo que son. Un pedido. Envías la intención y ya no tienes más que hacer porque no depende de ti…

Es una parte esencial. Pero vamos a profundizar en este asunto.

¿Entonces hay que tener metas o intenciones?

Después de meditarlo mucho, de poner en práctica mil asuntos al respecto… te diré: ambas.

Como te dije las intenciones son un pedido… y las metas son lo concreto. Lograr articular ambas es un desafío, pero también es lo que permite que la vida fluya en un diálogo perfecto entre este plano y algo más sutil.

Es por esto que digo que las intenciones son un diálogo con el universo. Con tu intención le dices al universo lo que quieres… y ya no puedes hacer mucho más, hasta que sea el momento adecuado.

Entonces entran en juego las metas concretas. Tu pones tu intención, por ejemplo viajar a un lugar, pero debes dejar que esa intención tome cuerpo, forma, que tus circunstancias se movilicen hacia la concreción de esa intención. No debes hacer nada… solo sostenerte en tu intención.

Si hoy dices “quiero viajar a España” y mañana dices “mejor, quiero viajar a Australia” y pasado mañana “viajaré a la India” tu intención será fluctuante… y tardará más en concretarse. Si te mantienes en “Quiero viajar a España” o mejor, “Viajaré a España”. Aparecerá la oportunidad de hacerlo… quizás pasen años, pero la oportunidad aparecerá. Y si estás consciente que enviaste esa intención, sabrás también que aparecerá la oportunidad en el momento adecuado. Aunque hayas hecho otros planes. Ahí es donde tu decides. Pero supongamos que aparece la oportunidad de viajar, esa es la respuesta del Universo a tu intención… es el “SI” cósmico.

Entonces, cuando la oportunidad surge, vuelves a tener el poder… y entran en juego las metas. Debes definir cuándo viajarás. Comprar el pasaje. Hacer el equipaje. Ponerte en acción en pocas palabras.

¿Evidente? No tanto. Quizás cuando la situación es un viaje si… pero si hablamos de buscar y encontrar pareja… ¿te resulta fácil saber cuándo avanzar o cuándo esperar para decir algo, para no apresurarte o no arruinarlo? Y si hablamos de trabajo… cuándo es el mejor momento de invertir, de esperar, de lanzar un nuevo producto o servicio…

Si mantienes una sintonía entre tus intenciones y tus metas, sentirás más fluidez en tu vida… y lograrás entre otras cosas:

  • Menos dispersión
  • Enfocarte en varias cosas y poner tu energía en cada una en el momento adecuado
  • Alcanzar tus metas más eficientemente
  • Evitar auto-reprenderte
  • Eliminar el autoboicot o ser consciente de él.
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Si te pones metas sin considerar que tus intenciones están sujetas a fuerzas invisibles, que en definitiva son tus intenciones previas inconscientes… es muy probable que te frustres, porque estarán apareciendo oportunidades que responden a tus viejas intenciones y metas, pero no a las actuales. Y te encontrarás diciendo: “¿Ahora me llega esto, que ya no lo necesito?”. Seguramente te pasó. Es lo que llamo el precio de las intenciones inconscientes.

El precio de las intenciones inconscientes

Este precio no es dinero, o por lo menos no siempre. Es el precio del tiempo, de las frustraciones, del desencanto por lo que uno pretende realizar. Es el precio de ir saltando de intención en intención. Y también es el precio de igualar las intenciones a las metas. Es el precio de querer controlar la situación con metas concretas, y que el Universo tenga otros planes mejores para ti en ese momento y que no logras ver por empecinarte en tus metas (y mientras más inflexibles son tus metas, peor es)

Si aprendes a tener intenciones conscientes, a las que pones energía diariamente, y que vas definiendo con metas concretas a medida que aparecen las oportunidades este precio se irá reduciendo… quizás desaparezca.

El precio de las intenciones conscientes

Las intenciones conscientes también tienen un precio. Atención, presencia y confianza. Ese es el precio. Si no les dedicas atención, si no te mantienes presente para ver las señales u oportunidades y especialmente si no tienes la suficiente confianza para saber que llegarán esas señales y oportunidades… seguirás pagando el precio de las intenciones inconscientes.

Y este tipo de intenciones, que como ya te dije se convierten en un diálogo con el Universo… mientras más las practicas y te alineas con ellas… más rápido recibes respuestas concretas.

 

¿Qué esperas? Ponte ya en acción, toma tus metas y define previamente tu intención a ellas… y confía, revisa cómo ha funcionado para ti en el pasado.

Ponerse metas concretas y luchar por ellas sin descanso SI funciona, pero no para todos, ni en todo momento… mucho menos para todas las cuestiones de la vida. El esfuerzo, luchar por lo que se quiere es un valor maravilloso… pero saber cuándo poner el esfuerzo y cuándo descansar a mi me parece una cualidad invaluable.

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