CREADOR

Ella miraba fijamente sus ojos y podía leer el infinito universo que se extendía a través de su interior. Si él pudiera verlo, pensaba, entendería la grandeza de su poder y lo inconmensurable de su responsabilidad.

En él, como en cada ser, habitaban incontables vidas, innumerables sensaciones y sentimientos que estaban unidos a cada ser en la existencia aunque él jamás pudiera ser consciente de todo aquello. Pues con el solo hecho de desear existir, él había dado lugar a toda la vida.

Sonrió. Cada ser estaba estrechamente unido desde el instante en que había sido imaginado, y existía en la mente de su creador. De esa mente, nacían mundos y universos sin límites, infinitos en su belleza y calidad. Y cada detalle, cada sentimiento, todo se iba materializando en algún lugar. Existía, aunque muchas mentes, imaginaban sin saber que cada pensamiento es en esencia, una creación de la que nace un ser.

Por eso, todos somos creadores. Se preguntó si él estaba listo para saberlo ya…

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