¿Y por qué en lugar de cambiar tanto, no nos ocupamos de aceptarnos tal y como somos?
Cuando cambiamos lo que hacemos es fortalecer aspectos de nuestro interior, tomando la semilla que ya está ahí pugnando porque se le permita germinar.
Sin embargo, en ocasiones percibimos que cambiar tiene que ver con ser como otros esperan que seamos, en lugar de quitar las capas de la cebolla y parecernos un poco más a nosotros mismos.
¿Quién soy yo? Es una pregunta que no solemos atrevernos a hacer, o que si lo hacemos queremos que tenga una sola respuesta, lineal y objetiva… e inmutable. Algo que podamos abarcar con nuestra entrenada mente lógica, con sus límites bien definidos y si es posible, de un solo color.
Pero quien soy es una definición multidimensional… sin bordes entre una y otra dimensión, con todos los matices y colores posibles… es tan amplia la respuesta a esa pregunta que nunca jamás obtendremos UNA SOLA Y UNICA definición. Y sin entrar en que esta identidad varía con el tiempo. Solo me estoy centrando en este instante preciso.
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Aquí y ahora cada uno de nosotros es muchas cosas, miles y una más.
Pero para no ponerme tan filosófica, lo que quería decirte hoy es más sencillo.
Resulta que nos han mentido.
Toda nuestra cultura Siglo XXI, se basa en que somos una “tabula rasa”, una hoja vacía que hay que llenar con datos, conocimiento, información y experiencias. Un cuaderno en blanco en el que, si no se empieza cuanto antes a escribir con detalle, el ser humano es poco más que una bestia. En otras palabras: Se cree que se pueden duplicar experiencias y que si tu haces igual que yo para ir de A a B, entonces obtendrás al igual que yo, C. Pero no es así en lo que se refiere a la percepción de la vida. La vida diaria, el mundo interior, el campo emocional y mental de un individuo humano es irrepetible e irreproducible en serie. Pueden coincidir dos o tres incluso cincuenta cosas, pero siempre habrá al menos un aspecto en que varíen…
Entonces esta idea de que somos una computadora en blanco a la que colocar software y libremente programable, es una idea inventada por la mente lógica y racional que no puede tolerar aquello que no puede controlar.
Disculpa si hablo con crudeza.
Pero luego de trabajar muchos años abriendo Registros Akashicos y aprendiendo Astrología y diversas herramientas… todas ellas coinciden en algo esencial: Cada ser humano en este mundo trae en sí mismo un mapa, una serie de tareas a realizar en su vida. No venimos “vacíos” y hay que “llenarnos”. Somos un ser completo que viene a desarrollarse más todavía.
No hablo de predestinación. Hablo de que cada ser humano es tierra fértil, cuidadosamente abonada con cualidades y características que lo vuelven único e individual y que dependerá de sí mismo para aprender a cuidar esa tierra y hacer florecer las semillas de su ser. Nuestra única tarea es manifestar de diversas maneras la energía que somos, como explorando posibilidades y descubriendo cómo hacer para que esa faceta, esa pequeña semilla se manifieste claramente en el mundo, con más luz podría decirse.
El tema es que cuando se plantea el cambio, la tendencia es ennumerar todas las cosas que no nos gustan de nosotros mismos en lugar de potenciar lo que si queremos. Y entonces nos volvemos nuestros peores enemigos.
Parece que el deseo es hacer una especie de cirugía estética interior que elimine de la faz de la existencia todos los aspectos que no son tan hermosos a nuestros ojos o los de la sociedad.
El tema es más sencillo
El problema principal es que como nos contaron que somos una tabla en blanco, que somos solo un conjunto de átomos que ahora forman esta consciencia pero que desaparecerán cuando los órganos dejen de funcionar… y como nosotros creímos esto, entonces vivimos como si todos nuestros temores, emociones densas, programaciones destructivas, enfermedades y malestares varios fueran una enfermedad que hay que erradicar para seguir siendo buenos, bellos y deseables.
Cuando cruzamos esa puerta que deja afuera la mente lineal pero incluye todo lo demás, descubrimos que hay mucho más de nosotros mismos… que ese aglomerado de átomos es solo la punta del iceberg y que existen muchos más átomos que son parte de nosotros de los que habíamos considerado en un principio. ADN basura, materia sin clasificar, energía pura, misterio. Está ahí y es algo. Yo le llamo con el nombre más sencillo de “alma”.

¿Y que es el alma?
Alma es ese pedazo de eternidad que somos. El alma es ese trozo de Universo que se condensa en el aquí y ahora para ser nosotros, siempre… sin principio ni final, aunque cambien los cuerpos, las experiencias, los mundos.
Cuando abrimos Registros Akashicos accedemos a la memoria de esa Alma. Cuando miramos una carta natal sacamos una foto de un día en que esa alma decidió tomar una lección en particular y ese es su mapa de ruta. Cuando constelamos miramos todas las almas con las que un alma se vincula y con las cuales colabora, o dicho de otra manera vemos todas las facetas en que un alma se manifiesta.
Pero tendemos a mirarnos como seres finitos, limitados y pequeños porque es simplemente más abarcable. Y seré la primera en decirte que en la práctica lo mejor es lidiar con tu existencia aquí y ahora. Sin embargo, hay una diferencia radical.
Un traje que no me queda bien
La diferencia radical entre cambiar y conocerse es que cuando yo me conozco y acepto cuales son mis cualidades y cuales cosas no tienen nada que ver conmigo, dejo de esforzarme por entrar en ese traje que jamás va a quedarme bien.
“Estudié esto porque me iba a dar dinero y jamás he logrado el éxito”. “Aunque me gustaba el arte, creí que iba a ser mejor estudiar arquitectura o diseño y ahora no logro terminar la carrera”. Este tipo de cosas suelo escuchar a menudo. Y muchas más. Queremos hacer cosas basándonos en una suposición que implica que la realidad exterior determina lo mejor para la vida, cuando en verdad si nos enfocaramos en saber y descubrir quienes queremos ser realmente y con que herramientas contamos “de fábrica” sería mucho mas sencillo lograrlo.
Y aquí lo curioso es lo siguiente… no tenemos que ponernos ningún traje. Solo hay que pulir y tallar este ser que somos para descubrir, como hizo Miguel con el David, al ser que ya está aquí.
Si vamos a cambiar, cambiemos los pasos mentales con que nos analizamos.
Paso 1: Aceptarme.
Paso 2: Pulirme
Paso 3: Poner mis dones al servicio del mundo.
Paso 4: Disfrutar de la vida en cada uno de los pasos anteriores y en adelante.
Te deseo que florezcas con cada uno de tus dones!
¿Sencillo verdad? Cuéntanos como vas en tu camino de descubrir tu don, o si esta información es nueva para ti… comparte tu sentir. Hasta pronto,