He aprendido varias cosas en estos últimos años y creo que ahora es el momento de encontrar el equilibrio entre ellas. Es un equilibrio sutil, perfecto y dinamico.

Lo primero que aprendí es a ser obediente.
Obediente con la energía, a seguirla. Aunque debo decir que para lograrlo primero aprendí a sentirla.
Como decía, aprendí a ser obediente. A que solo soy un ser humano que no siempre sé lo que es mejor para mí. Entonces el aprendizaje es la obediencia del ego al alma.
Pues es el ego el que quiere que todo sea como él quiere y en este momento.
¿Y vos, te resistis cuando las cosas no son como querés?
Lo segundo que aprendí es a no desviar mi camino. Que puedo hacer y experimentar lo que quiera, siempre que tenga claro hacia donde voy. O sea, aprendí a seguir mi estrella. Porque si, te puedes desviar mil y una veces… pero cuando sabes hacia donde ir y decides no ir, eso, se llama autoboicot.
¿Cuántas veces te encontraste postergando sueños en pos de algo novedoso y brillante?
El tercer aprendizaje ha sido simple: aprendi a valorar todo lo que recibi y a cuidar lo que soy. Aprendí a estar completa.
Antes sentía que me faltaba algo, que siempre tenía que ir a buscarme por ahí, aprender algo nuevo, esperar por algo… de pronto, de forma muy muy sencilla empecé a darme cuenta de que tengo todo lo que necesito para ser yo y manifestar mi vida en armonía.
Esto fue una tarea de mis ancestras, que me enseñaron mil cosas que quizás no utilizo a diario… pero son recursos internos que poseo y son parte de lo que soy. Valorarlos me ayudó a entender algo más profundo: no recibí simplemente la sabiduría de mezclar colores, sino la capacidad de aprender a hacer lo que necesite, cuando sea necesario. Este es un gran tesoro.
¿Sabes cuál es el tesoro que te heredaron tus ancestros?
Un cuarto aprendizaje ha sido el siguiente: valorar el proceso.
Pues aquella persona que descubra sus dones y su camino, ha de transitarlo en todas sus formas, para asi poder comprender los aprendizajes anteriores.
Por eso he desobedecido, desoído, dejé a mi ego tomar el control por eso abandone mi camino una y otra vez, por eso me quise alejar de mis raíces… no estaba perdida. Estaba recordando quien soy.
Por supuesto, mientras todo eso sucedía yo no tenía idea de que era exactamente el camino a recordar, a encontrarme nuevamente con mi ser.
No sabía lo que hacía. Pero hoy, tengo la certeza de que cada paso fue necesario para que yo hoy pueda contarte esto.
¿Y vos, valoras tus procesos o esperas el resultado final?
Sigo encontrando el equilibrio, pero estos cuatro aprendizajes me sostienen… me han costado un precio enorme a nivel emocional, físico, mental y espiritual. Pero también te puedo decir que las recompensas a todos esos niveles, una vez que integré las enseñanzas han sido incalculables y me siento muy agradecida.
Estas palabras son para invitarte a que vos valores los 4 aprendizajes que este año o este proceso de tu vida te está aportando… porque no tengo duda que esos 4 aprendizajes son las semillas para tu armonía y bienestar.
Si ya los descubriste, me encantaría que me lo cuentes! Te leo...